Prolongando el tema de mi anterior entrada (y de otra más), trataré lo sucedido en Berlín, en esa feria navideña, que prácticamente fue un calco de lo sucedido en Niza.
Como ya comenté en otra ocasión, el hecho de que sucedan atentados de este tinte religioso en Occidente ya fue profetizado por un humilde servidor cuando escribí El Observador. Y es cierto, tampoco era algo que no fuera fácil de ver venir después de lo del 11-M en Madrid.
Entiendo que las medidas que están tomando las autoridades pertinentes son las apropiadas. La sola presencia de estos pesados bolardos en torno a los lugares en que se aglomera la gente es, al menos, disuasoria.
Pero hay algo más que está sucediendo, lo que me animó a tomar la decisión de no publicar bluffs ambientados en los hechos relatados en El Observador. Y es que se están publicando noticias falsas que hablan de comisarías movilizadas o de alertas de atentados inminentes. Que además, son situaciones que se parecen demasiado a lo que se describe en los últimos capítulos de El Observador, en donde incluso el Rey de España anuncia por televisión la imposición de la Ley Marcial.
Así que aprovecho la presente entrada para aclarar que yo no tuve nada que ver con esta última oleada de noticias falsas.
Aunque una vez más, vuelvo a comprobar que no deja de ser inquietante cómo la vida está imitando a la ficción.
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