viernes, 21 de febrero de 2020

Crónicas de Shámsala III

El llanto del traidor, es la tercera y última entrega de Crónicas de Shámsala, de JL Goikoetxeta, y publicada por Ediciones Atlantis. Pero antes de proseguir con esta crítica, encomiendo al lector prudente que primero lea la reseña que habla de la primera parte, que se encuentra en el siguiente enlace.

https://elobservadornovela.blogspot.com/2018/06/critica-literaria-cronicas-de-shamsala-i.html

Y ahora, hablemos de esta obra, que personalmente estaba esperando, para terminar de una vez con la trama de Risco, desaparecido en Basteff, en donde se fabrican las cartas del dolor, mencionadas en la primera reseña que hice de esta obra.
He de admitir que no me quede decepcionado ante la intrusión de Chafan y compañía en la fortaleza de Basteff. Incluso tuvieron que vérselas con un mago, que por otra parte, teniendo en cuenta de que se trata de una obra de fantasía medieval, ya era horas de que por fin apareciese un mago con nombre y apellidos. Aunque tengo que advertir que el encontronazo de nuestros amigos con este mago no es apto para homófobos, pero resulta ser una de las historias de cachondeo que tanto caracterizan a este relato de Goikoetxeta.
La intrusión de Basteff se lleva a cabo gracias a la intervención providencial de Munfurt, el slá que acompaña a los valientes vasninos a este accidentada operación de rescote. Además de reconocer el lugar en su gaseosa forma etérea, el slá también salva el día cuando Chafan y sus amigos caen ante este mago, emulando a esas escenas de las pelis de acción, en que a alguien le dicen que se quede a esperar en un coche, y al final, ese alguien, por desobedecer esa orden, termina arreglando la misión.
Y lo que más me encantó, fue el hallazgo de ese pergamino que les permitió traspasar el laberinto multidimensional que protegía las instalaciones subterráneas de Basteff, y puedo decir, orgulloso, supe descifrar su significado, gracias al anterior monólogo triunfal del susodicho mago.


Para evitar destripes necesarios, obviaré el destino de Risco y los hallazgos realizados en las instalaciones subterráneas. Como tampoco voy a mencionar cómo son los ojos de la criatura de Lienha, fruto de ese incidente que menciono en la reseña de la segunda parte de esta obra, y que conforma el fundamento de la segunda trama de este libro, que también se cierra aquí.
Como ya se veía venir desde la lectura de La sombra del reino, Brigadión se recupera milagrosamente de las lesiones sufridas durante su último enfrentamiento con Chafan y Degall, y actúa en consecuencia, en relación con la criaturita del mencionado incidente. También se reencuentra fugazmente con su viejo amigo Oudin, que sin duda alguna, es el personaje cómico de esta novela.
Después de realizar unas cuantos crímenes más, Brigadión huye al sur, no sin antes reencontrarse con sus hijos y su ex, y darle su merecido a un malvado maltratador. En su huída al sur, también se resuelve la trama de la guerra civil que estalló en el Reino de la Luz, fruto de la hazaña bélica de Degall en La sombra del reino.
Y  después de vivir muchas aventuras. Brigadión, al fin, termina por encararse con el propio Degall en un duelo singular (¿Alguien dudaba, después de leer La sombra del reino, de que estos dos iban a terminar así?). Y es en esta confrontación, en donde se desvela por qué esta novela se titula El llanto del traidor, de JL Goikoetxeta y publicada por Ediciones Atlantis.
Finalizo esta entrada con otro tema de Two Steps From Hell, que sirve para realzar la épica y el drama que desprende este capítulo final de Crónicas de Shámsala.